Chapter 106
106 Dax no es tu hijo
Dax se sorprendió al ver a Tristan con los ojos cerrados; parecía como si estuviera dormido.
-Papi, ¿estás durmiendo?
Tristan se sorprendió al oír la voz de Dax cerca. Se giró para ver a su hijo, la sonrisa asomaba en sus labios.
-¿Ya terminaste de jugar con el tío Max? -preguntó Tristan, tomando suavemente la mano de Dax, su mirada entrelazada con la alegre de su hijo.
-Sí. El tío Max dijo que no puedo sentarme y mirar el monitor por mucho tiempo, así que… ahora vamos a descansar.
-Ya veo. Lo que dice el tío Max es cierto… -Trista echó un vistazo a Max, aún sentado pero mirando & su dirección. Le hizo una leve señal de asentimiento, indicándole que tomara un descanso.
-¿Dónde está mami?
Tristan se sintió ligeramente sorprendido al escuchar la pregunta de Dax. No sabía dónde estaba Bella en ese momento; su mente estaba llena de pensamientos después de que ella saliera de la habitación.
-Parece que mami está en su habitación, descansando -respondió Tristan con naturalidad mientras se levantaba de su asiento-. ¿Quieres ir a buscarla?
-Mmm, vamos, papá -dijo Dax emocionado, ansioso por informar a su madre sobre la lección que había recibido del tío Max. Content © NôvelDrama.Org.
Salieron de la habitación de la mano y se dirigieron a la sala de estar.
No encontraron a nadie’ allí, solo a Geoffrey. Él les informó que el viejo Donovan y Sinclair ya se habían ido a su casa.
Tristan se quedó sin palabras al oír eso. ¿Cómo podí venir aquí sin avisar e irse sin siquiera encontrarlo primero?
-¿Y la joven señora? ¿La has visto? -preguntó Tristan, ligeramente preocupado de que Bella volviera a su casa después de su intensa conversación.
-La joven señora, ella está arriba. Antes dijo que iba a descansar en su habitación.
-Está bien. Gracias, Geoffrey… Puedes tomar un descanso. Te llamaré si necesito algo -Tristan despidió a Geoffrey y subió al segundo piso con Dax.
Cuando Dax y Tristan llegaron al segundo piso, la encontraron en el salón, sentada en el sofá, hablando con alguien por teléfono.
Bella terminó inmediatamente su llamada y se levantó de su asiento. Le dio una sonrisa incómoda a Tristan
antes de girarse hacia Dax.
-¿Qué tal tu lección? ¿Te diviertes aprendiendo con el tío Max?
-Sí, mami… Vamos a sentarnos allí. -Dax dijo, levantó a su madre y volvieron al sofa.
-Bella, tú habla con Dax… -dijo Tristan cuando l sentarse. Cuando sus miradas se encontraron, continuó-. Necesito revisar algo. Me uno a ustedes
más tarde…
Tristan necesitaba volver al primer piso para encontrar a Max. Necesitaba saber sobre el progreso de Dax.
-Está bien-Bella no dijo mucho porque aún se sentía
incómoda hablando con él.
Después de ver a Tristan desaparecer escaleras abajo, Bella miró a su hijo de nuevo con ojos curiosos, ansiosa por saber sobre su progreso estudiando con Max.
-Entonces, cuéntame todo.
-Mami, no lo creerías. El tío Max es un experto en computadoras -dijo Dax, sus ojos brillando-. Es muy habilidoso y me enseña de una manera que puedo entender fácilmente, a diferencia de mi maestro en línea. Ahora, declaro al tío Max como mi maestro de computación…
-Estoy tan feliz de que finalmente hayas conocido a tu nuevo maestro, cariño… -Bella solo podía sonreí felizmente al oírlo explicar con entusiasmo todo l
había hecho con Max.
Después de un rato, Dax terminó de explicar, pero de repente, su expresión se volvió ligeramente sombría y preocupada.
Cariño, ¿por qué te ves preocupado?
-Mmm… mami… quiero preguntarte algo -Dax vaciló, temiendo la reacción de su madre.
-¿Qué es?
-Mamá, ¿puedo venir aquí todos los días a jugar y aprender en mi sala de computadoras? -preguntó Dax.
Bella se sorprendió ligeramente.
Tenía planes de traer a Dax aquí solo los fines de semana. No podía visitar la casa de Tristan a diario; ahora eran extraños, no una pareja como antes.
Sin embargo, tras observar la expresión de Dax, Bella notó una diferencia significativa de su su
comportamiento habitual. Sus ojos brillaban y sonrisa era más amplia que nunca cuando hablaba de aprender computación con Max.
No queriendo arruinar el momento alegre de su hij Bella decidió no objetar nada de lo que decía. me
-Cariño, aunque gustaría dejarte venir aquí todos los días, sabes que esta es la casa de tu padre, ¿no es así?
El asintió.
-Entonces, si quieres venir aquí todos los días,
deberías pedirle permiso a tu papá… -Esa era la única respuesta que podía dar por ahora.
Aunque no podía evitar que Dax viniera aquí todos los días, necesitaba hablar con Tristan sobre la mejor manera de satisfacer las necesidades de su hijo.
Bella ya tenía muchos planes para que Dax tomara cursos privados entre semana.
Planeaba asignarle algunos profesores de música clásica y planeaba conseguir profesores de idiomas y de computación.
Pero parecía que sus planes podrían cambiar drásticamente. Porque ahora, Tristan estaba involucrado en la vida de Dax.
Aunque ya no eran marido y mujer, Bella quería se co-padre de Dax con Tristan. Su hijo necesitaba un figura paterna, y ella no quería reemplazarlo con alguien más.
-Hablaré con papi más tarde -dijo Dax, bostezando, con los ojos llorosos y cansados.
-Parece que mi bebé necesita tomar su siesta ahora. Deja que mami te abrace… dijo Bella mientras caminaban hacia el dormitorio de Dax.
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Mientras tanto, abajo, Tristan se sentó con Max en la sala de estar.
-Cuéntame todo. ¿Cómo va el progreso de mi hijo? – Tristan tenía curiosidad por saber.
Max no se apresuró a explicar; en su lugar, suspiró profundamente antes de hablar.
-Jefe, parece que tienes problemas ahora -rió cuando Tristan frunció el ceño.
-¡Deja de hacerme curioso! -Tristan exclamó.
Max tragó en silencio.
-Jefe, creo que… el joven maestro Dax no es tu hijo. Quiero decir, no per se. Como un niño de cuatro sus capacidades informáticas están alcanzando n de experto. Casi parece antinatural, mágico. Y dado asombroso que pudo hacer con las computadoras, la única explicación que se me ocurre es que creo que alma de algún genio informático del pasado se ha transmigrado al alma de Dax…
La expresión de Tristan se congeló.
Lo miró como si quisiera abofetearlo en la nuca.
¡Cómo se atreve!?
-¡Parece que alguien acaba de renunciar a su bonificación de fin de año! -dijo Tristan casualmente, pero Max sintió como si un rayo le hubiera golpeado la cabeza.
-L-lo siento, jefe. Me quedé demasiado impactado por el joven maestro Dax. Nació con tu genio genético… – Max sonrió. Luego, comenzó a explicar todo lo que había sucedido antes a Tristan.