Capítulo 255
Capítulo 255
Capítulo255
A su lado, ya hay alguien más.
Alejandro instintivamente presionó su pecho tembloroso; ¿por qué estas palabras le dolían tanto
tai cual como arrancarle el corazón del pecho?
Solo en este momento sintió verdaderamente que estaban divorciados.
En el estacionamiento subterráneo, al ver a Pol y Clara salir, Aarón se apresuró a acercarse a ellos.
-Señorita, ¿cómo está su herida?
-No es nada, no es nada. ¿Y el asesino? -La atención de Clara estaba completamente enfocada en
este asunto ahora.
-Tranquila, ya he llamado a gente para llevarlo en secreto; ahora está en nuestro pequeño cuarto,
sin posibilidad de escape. -Aarón le susurró con voz baja.
-Bien. Aarón, tendremos que hacer algo grande en los próximos días. -Clara entrecerró sus
peligrosos y hermosos ojos almendrados y le dio una palmadita en el hombro.
Aarón asintió, siempre listo para la batalla.
-Espera un momento; iré a despedirme de él.
Diciendo eso, Clara se dio la vuelta y se acercó a Pol.
En este momento, el apuesto hombre estaba junto al Bentley, con las manos detrás de la espalda,
luciendo tan exquisito como una escultura griega.
-Esta noche, como te pudiste dar de cuenta, mi relación con el Señor Hernández es bastante
complicada.
Clara levantó su hermosa mirada y se encontró con el rostro sonriente del hombre con un atisbo de
auto reproche en su tono, -fue realmente inevitable, por eso… te involucré en este acto conmigo.
Los asuntos entre él y yo no deberían haberte involucrado; te pido disculpas.
-No necesitas disculparte. Si puedo ser aprovechado por ti, también es un honor. -La voz de Poi
era clara y melodiosa, llevando un encanto seductor consigo.
Clara frunció ligeramente los labios, sus palabras la avergonzaron aún más.
-Si encuentras que soy útil, siéntete libre de continuar la próxima vez, -agregó el hombre con
una sonrisa.
-Caballero, estás bromeando de nuevo, -Clara no pudo evitar reír amargamente, -espero que no
haya una próxima vez para este tipo de cosas.
-No dejes que el agua toque tu herida durante una semana y evita comer cosas que puedan causar
inflamación. Ya es muy tarde, regresa a casa temprano, -dijo Pol, sus ojos llenos de renuencia,
pero entendiendo que era mejor no decir más, se despidió de ella y se subió al auto. Copyright Nôv/el/Dra/ma.Org.
-¡Espera un poco! -Clara golpeó la ventana del auto.
La ventana polarizada se abrió lentamente, y la sonrisa de Pol se encontraron con sus ojos.
-Hace un momento, me llamaste ‘señorita Pérez‘ delante de Alejandro. ¿Cómo sabías que mi
apellido es Pérez? ¿La neta que en serio sabías quién era yo desde el principio, cuando nos
conocimos? -Clara tenía una curiosidad incontenible; y sin respuestas, dudaba que pudiera
dormir bien.
-Sí–dijo él, su mirada profunda se encontró con los ojos claros y límpidos de ella, siendo honesto.
-Nunca he mostrado mi rostro en público, en la Ciudad de México muy pocos saben quién soy en
realidad. ¿Cómo lo supiste? ¿Acaso nos conocimos antes? -Preguntó Clara en una serie de
preguntas rápidas, sus ojos brillando de anticipación.
Los labios de Pol se curvaron en una leve sonrisa, -te lo diré la próxima vez que nos veamos.
Los dos autos de lujo se alejaron de Clara.
De repente, recordó algo y se dio una palmada en la frente. -¡Olvidé preguntarle cómo se llama de
nuevo!
El Bentley avanzaba por las deslumbrantes luces nocturnas de la Ciudad de México.
Pol observaba la ventana de cristal, entre los resplandores de neón apareció el rostro
impresionante y cautivador de Clara.
Entrecerró sus ojos, llenos de emoción, y sus dedos acariciaron suavemente el cristal frío.
Clara nunca pensé que te vería de esta manera
-Señor García, investigué brevemente la relación entre Alejandro y ella… ¡No hay ningún registro
de su matrimonio! Pero descubrí que recién este mes se divorciaron oficialmente, -dijo el
secretaric mientras hojeaba su iPad, su tono subiendo. La señorita Pérez está oficialmente
scitera ahora!
-No importa. Ella dijo que, en su corazón, estoy más cerca que Alejandro, que soy más importante
que Alejandro, -recordó Pol esas palabras, y su corazón seguía emocionado.
-¡Felicitaciones, señor García! ¡La primera batalla ha sido ganada, has superado a Alejandro con
fuerza! -El secretario se alegró por él.
-Pero esto no es suficiente, -los ojos de Pol, generalmente fríos y despiadados se suavizaron por
ella como el deshielo de la nieve. -Lo que quiero es ser el único en su corazón y sus ojos.