Capítulo 553
Señor Fere Capitulo 553
Marta se asustó muchísimo, extendió la mano para sosteners, pero antes de que pudiera tocar su brazo, Dorian la
manglaro.
Se apoyo en la pared con una mano, mientras la otra, aterrada al celular, presionaba su pecho. A pesar del dolor, no abgaba el teléfono, Masõduista, volvia a leer la carta de Amelia.
Marta observo la mancha de sangre en la comisura de los labios de Dorian y las gotas que calan lentamente al suelo. Se puso nerviosa y saco su movil para llamar a Yaet
“Señor Yael es una emergencia, el señor Ferrer acaba de… acaba de vomitar un montón de sangre, necesita venir rapido.
Hablaba entrecortadamente, casi sin sentido.
Yael acababa delegar a casa, apenas habla entrado cuando Marta lo llamó para contarle que Dorian habla escupido sandre. Alarmado, se dio la vuelta, agarro las llaves del coche que acababa de dejar y mientras se dirigia hacia la puerta le dijo a Marta: “Ya voy para alla. ¿Cómo esta el señor Ferrer ahora? Llamaste a una ambulancia?”
Todavia no ¿Debenamos deberiamos llamar a una ambulancia? La mujer estaba tan alterada que no sabia qué hacer. solo miro a Dorian.quien todavia estaba apoyado en la pared con una mano y con la otra presionaba su pecho mientras miraba el mensaje de Amelia en su teléfono, “Parece que el señor Ferrer está… esta bien, aun… aun está de pie…..”
“Pasa a videollamada, ordeno Yael con calma.
“Está… està bien….
Marta temblaba mientras respondia y con manos temblorosas cambió la llamada a modo video, apuntando la cámara hacla Dorian
“Sr. Ferter, ¿Dorian?
Yael llamaba con urgencia a Dorian, “¿Está bien?”
Peto no hubo respuesta.
Dorian no parecia darse cuenta de nada, su cuerpo ya se habla aflojado contra la pared, sus ojos oscuros seguian inmóviles sobre la carta de Amelia.
La pantalla del teléfono era pequeña y Yael no podia ver claramente el contenido de la carta, asi que grito: “Sr. Ferrer, piense en Serenal ¿Qué va a hacer Serena si su padre tampoco está?
Pero Dorian seguia sin reaccionar.
Yael solo vela la sangre que aún no se había limpiado de la comisura de los labios de Dorian, cayendo al suelo, una visión desgarradora.
Tuvo que dirigirse a Marta: “Llama a la ambulancia tú misma, mantenlo a salvo y si algo va mal– contacta inmediatamente al médico
“Esta bien, esta bien.”
Marta, temblando, colgó el teléfono y llamó rápidamente a una ambulancia. No terminó la llamada cuando vio a Dorian y su corpulenta figura, deslizarse sin fuerzas al suelo.
“Senor Ferrer”
Serena se desperto sobresaltada de su sueño, agarro el osito de peluche que Amelia le habia regalado, se deslizó fuera de la cama y camino hacia la puerta.
Yael estaba a medio camino cuando recibió una llamada de Marta informandole que Dorian había sido llevado al hospital
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Capitulo 553
“Señor Ferrer!”
Capítulo 553
Marta se asusto muchisimo, extendió la mano para sostenerlo, pero antes de que pudiera tocar su brazo, Dorian la aparto de un manotazo.
Se apoyo en la pared con una mano, mientras la otra, aferrada al celular, presionaba su pecho. A pesar del dolor, no apagaba el teléfono. Masoquista, volvia a leer la carta de Amelia.
Marta observó la mancha de sangre en la comisura de los labios de Dorian y las gotas que calan lentamente al suelo. Se puso nerviosa y sacó su movil para llamar a Yael:
“Señor Yael es una emergencia, el señor Ferrer acaba de… acaba de vomitar un montón de sangre, necesita venir rapido…
Hablaba entrecortadamente, casi sin sentido.
Yael acababa de llegar a casa, apenas habla entrado cuando Marta lo llamó para contarle que Dorian habla escupido sangre. Alarmado, se dio la vuelta, agarró las llaves del coche que acababa de dejar y
mientras se dirigia hacia la puerta le dijo a Marta: “Ya voy para allá. ¿Cómo está el señor Ferrer ahora? ¿Llamaste a una ambulancia?”
“Todavía no. ¿Deberiamos… deberíamos llamar a una ambulancia?” La mujer estaba tan alterada que no sabía qué hacer, solo miro a Dorian, quien todavia estaba apoyado en la pared con una mano y con la otra presionaba su pecho mientras miraba el mensaje de Amelia en su teléfono. “Parece que el señor Ferrer está… está bien, aún… aún está de ple…”
“Pasa a videollamada“, ordenó Yael con calma.
“Esta… está bien…”
Marta temblaba mientras respondia y con manos temblorosas cambió la llamada a modo video, apuntando la cámara
hacia Dorian.
“Sr. Ferrer, Dorian?
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Yael llamaba con urgencia a Dorian, “¿Está bien?”
Pero no hubo respuesta.
Dorian no parecia darse cuenta de nada, su cuerpo ya se había aflojado contra la pared, sus ojos oscuros seguían Inmóviles sobre la carta de Amelia.
La pantalla del teléfono era pequeña y Yael no podia ver claramente el contenido de la carta, asi que gritó: “¡Sr. Ferrer, piense en Serena! ¿Qué va a hacer Serena si su padre tampoco está?
Pero Dorian seguia sin reaccionar.
Yael solo veia la sangre que aún no se había limpiado de la comisura de los labios de Dorian, cayendo al suelo, una visión desgarradora.
Tuvo que dirigirse a Marta: “Llama a la ambulancia tú misma, mantenlo a salvo y si algo va mal, contacta inmediatamente al médico.”
“Está bien, está bien.“–
Marta, temblando, colgó el teléfono y llamó rápidamente a una ambulancia. No terminó la llamada cuando vio a Dorian y su corpulenta figura, deslizarse sin fuerzas al suelo.
“¡Señor Ferrer!”
Serena se despertó sobresaltada de su sueño, agarró el osito de peluche que Amelia le habia regalado, se deslizó fuera de la cama y camino hacia la puerta.
Yael estaba a medio camino cuando recibió una llamada de Marta informándole que Dorian había sido llevado al hospital.
דיד
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Capitulo 553
Yael cambio de dirección hacia el hospital de inmediato. Al llegar a la sala de emergencias, vio a Dorian siendo llevado a La sala de urgencias.
Aunque habla perdido el conocimiento, todavia sostenia con fuerza el celular de Amelia,
Serena también había llegado al hospital, abrazando fuertemente el osito de peluche que Amella le habla dado, con el cabello suelto y los ojos desorbitados y contusos.
Yael la miro con tristeza, se acercó, se agacho y la abrazo suavemente, susurrándole al oido: “No tengas miedo, Serena, papa estará bien.”
La niña solo lo miraba con desconcierto, sin decir una palabra.
La puerta de la sala de reanimación que se habla cerrado detrás de ellos se abrió y el médico de urgencias salió: “¿Quién es el familiar del paciente?”
Yael se levantó rápidamente: “Yo lo soy.”
“¿Cuánto hace que el paciente no duerme?” Preguntó el médico.
Yael solo pudo negar con la cabeza, confundido.
“El diagnóstico preliminar indica que el paciente sufrió un desmayo temporal debido a la sobrecarga fisica y al estrés emocional intenso; también se podria entender como una especie de autoprotección del cuerpo“, explicó el médico mientras bajaba la cabeza para hacer una anotación. “El vomitar sangre descarta por el momento problemas cardiacos y se considera más bien un problema gastrointestinal. Necesitamos hacer una endoscopia para diagnosticar.”
Dicho eso, le entregó el formulario a Yael y regresó a la sala de examen para organizarlo.
El resultado de la endoscopia salió rápidamente, era una respuesta al estrés del tracto gastrointestinal causada por una tristeza excesiva que provocaba una sobreexcitación del sistema nervioso simpático, lo que llevó a un daño agudo de la protección de la mucosa, rotura de los vasos sanguineos y el sangrado resultante.
En otras palabras, habia vomitado sangre por la tristeza intensa.
Después de escuchar la explicación del médico, Yael guardó silencio durante un buen rato, pero aun así agradeció cortesmente al médico.
Dorian fue llevado a una habitación del hospital. All rights © NôvelDrama.Org.
Tuvo un sueño muy largo.
En el sueño, volvió al reencuentro con Amelia en la fiesta de antiguos alumnos, se casaron y vivieron juntos como aquel año, comenzó a salir puntual del trabajo, dedicaba tiempo a estar con ella, cocinaban juntos y visitaban a su familia. Le daba su apoyo y le decia “te amo“, luego vio un brillo en sus ojos que nunca antes habia tenido, se inclinó con ternura para besarla, pero antes de que sus labios se tocaran, ella se desvaneció como una estrella fugaz, desapareciendo poco a poco ante sus ojos.
Dorian abrió los ojos en su confusión.
Yael se acercó preocupado.
“Sr. Ferrer,‘ le llamó suavemente.
Los ojos oscuros y algo desenfocados de Dorian finalmente se encontraron con los suyos.
“¿Amelia?“, preguntó con voz ronca.
Su asistente lo miró preocupado, incapaz de hablar.
Dorian, aún aturdido por los efectos de la anestesia, no lograba distinguir entre la realidad y el sueño. Levantó las sabanas e intentó sentarse, apoyándose en el marco de la cama, pero al hacerlo vio a Serena parada en la puerta del
cuarto.
Serena no sabia cuánto tiempo habla estado allí, abrazando fuertemente el osito que Amelia le habia regalado, con el cabello despeinado y los ojos grandes y temerosos fijos en él.
Su mente confusa finalmente comenzaba a aclararse.
Capitulo 553
Amelia no estaba, él no le dijo “te amo” y le trajo luz a sus ojos. En su teléfono, todavía escondia el arrepentimiento de un amor no correspondido.
Cuando la emoción volvió a subir por su garganta, llamó suavemente a su hija: “Serena.”
Y extendió su mano hacia ella.
Serena no se movió, su mirada se detuvo en la aguja del gotero en su mano y luego se deslizó lentamente hacia su boca. De repente frunció los labios, sus ojos se enrojecieron y las lágrimas comenzaron a caer en torrentes, como si algo la hubiera asustado terriblemente.
“Acababa de entrar a la habitación y vio la sangre en la esquina de su boca, Marta se apresuro a explicar con preocupación. “Desde entonces, ha estado mirando fijamente, sin decir una palabra.”
Dorian trago saliva, se acercó y arrodilló frente a ella, abrazándola suavemente y consolandola en voz baja: “Lo siento, tel asusté. Pero estoy bien, no llores, mi niña.”
Pero Serena lloraba aún más fuerte, agarrando su brazo con fuerza, negando con la cabeza y llorando sin parar, como los dos dias antes del accidente de Amella.
Estaba asustada.
Asustada de perderlo, como temia perder a su madre.
El corazón de Dorian se revolvia con dolor y culpa: sin decir nada, abrazo a Serena, sosteniendola fuerte y murmurando con v
voz ronca en su oido: “No temas, papà está aqui.”
Serena seguía llorando, aferrándose a su camisa, sin querer ni atreverse a soltarla.